Hay grandes milagros que uno no puede ignorar, como mi
maravilloso hijo Ricardo. Son las pequeñas maravillas
las que uno se puede olvidar, así pues, me puse a
recolectar pequeños milagros de mi propia vida,
entremezclados con algunas historias de aquí y de allá.
Se me ocurrió comenzar por una dedicatoria.
A Robin Williams (y Cantinflas, y Luis Sandrini y
Charlie Chaplin)
Al iniciar este libro, me vino a la mente la
película La Sociedad de los Poetas Muertos. Recuerdo
muy especialmente un par de escenas. En una, baja con
sus alumnos a un patio y le pide a tres de ellos que
comiencen a caminar dentro de la ronda que formaban
sus compañeros. Al cabo de pocos pasos, los tres
muchachos marcan el mismo paso, y sus compañeros lo
marcan también con sus palmas. Y él les pregunta
por qué
.
En otra escena, en su clase de literatura les
pregunta por qué el hombre escribe poesía. Tras
escuchar las varias respuestas de los muchachos, él
les da la más simple, "Para atraer
mujeres", dice.
La primera escena me incita a ser un rebelde. La
segunda a escribir este libro, que no será de
poesía, pero con suerte
.
Se puede tener ternura y profundidad sin dejar de
lado el buen humor.
¡Que se diviertan!