As we can feel the wind in a moving sailboat and figure out which way and how fast we are moving, someone thought that, as we are traveling through space in our own planet Earth, we should be able to somehow feel the wind. If we can perceive the slight differences in the speed of the light of the stars coming towards us from different directions, we might figure out where are we going and how fast and, most intriguingly, where did we come from. (más…)

Uber es una ‘app’ que permite conectar gente que dispone de un auto y está dispuesta a llevar pasajeros con sus posibles clientes.  O sea, algo así como pedir un taxi (pero que no es taxi) por Internet, acordando e incluso efectuando el pago a través de la app. El sistema es muy popular en algunos lugares pero ha llegado a ser ilegalizado en otros por la presión de los taxistas.

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En un anterior artículo, Reinvindicando el Isetta, comentaba las ventajas que veía en el diseño del viejo Isetta, ese vehículo extraño cuya única puerta se abría hacia adelante.  Debiera haber acompañado ese artículo de algunas imágenes para clarificar las ventajas del vehículo de base triangular.

Aquí vemos un esquema del vehículo visto desde arriba, con sus tres ruedas.  La parte delantera del vehículo está hacia abajo, la rueda solitaria es la de atrás.

Vista esquemática en planta del vehículo.

Vista esquemática en planta del vehículo.

Cuando este vehículo gira, con solo orientar su rueda trasera puede pivotar sobre cualquiera de sus ruedas delanteras, ocupando muy poco espacio:

El Isetta girando sobre su rueda delantera derecha.

El Isetta girando sobre su rueda delantera derecha.

En celeste se puede ver el círculo que barrería en el caso de hacer un giro completo.  La rueda trasera habría de ponerse en la posición marcada en rojo, unos 60 grados respecto de su posición normal de avance y el vehículo pivotaría sobre la rueda delantera, en el centro del círculo.

Un vehículo cuadrado del mismo ancho y profundidad ocuparía algo más, como lo muestra esta imagen:

En azul, un vehículo de planta cuadrada y el espacio que ocupa al girar.

En azul, un vehículo de planta cuadrada y el espacio que ocupa al girar.

En este caso, el cuadrado azul representa al vehículo cuadrado, sobrepuesto sobre el vehículo triangular, en negro.  Las ruedas delanteras de ambos coinciden.  En verde, vemos el círculo que barre el vehículo cuadrado; en celeste, para comparar, lo que barre el vehículo triangular.  Para un vehículo verdaderamente cuadrado, el círculo verde sería un 41% mayor que el círculo celeste.  Además, para lograr ese giro, las ruedas, en magenta, deberían llegar a ángulos bastante extremos.   Como se puede ver, la rueda trasera derecha (arriba a la izquierda en la imagen) debe girar 90 grados, la otra, 45º.  En total, las ruedas magenta deberían tener un giro de 90º + 45º => 135 grados contra 60º + 60º => 120 grados de la rueda roja que, además, permanece siempre dentro de la carrocería.

Finalmente, comenté que  también al aparcar en batería ocuparían menos lugar.

Aparcando a 45º

Aparcando a 45º

Aquí, nuevamente, podemos ver que la línea verde que marca el extremo expuesto de los vehículos cuadrados, en trazo azul, va mucho más allá de la línea celeste para los vehículos triangulares coloreados en negro.    En realidad, los vehículos triangulares podrían estar aún más pegados entre sí que los cuadrados, pero no he querido darles tanta ventaja

Aparcar de frente a la acera es mucho más simple con un vehículo triangular:

Secuencia de un coche aparcando junto a otro.

Secuencia de un coche aparcando junto a otro.

En gris he dibujado varias sucesivas posiciones de un vehículo al aparcar contiguo a otro.  Como se ve, es muy fácil para el vehículo entrante contornear el lateral del ya aparcado, sin necesidad de hacer una maniobra brusca.  Previamente he dicho que la rueda trasera en el vehículo triangular necesitaría orientarse 60º a uno y otro lado para poder maniobrar en un lugar estrecho.  En realidad, tal capacidad de maniobra no es necesaria, en el caso que muestra la imagen, la rueda trasera ha girado apenas 25 grados.  No aburriré a nadie mostrando una imagen equivalente para un vehículo cuadrado pues todo conductor experimenta la dificultad de entrar en una plaza de parking, sería como meter el dedo en la llaga.

Parte de la razón para todo este ahorro de espacio es que para el mismo ancho y largo, el vehículo triangular ocupa menos superficie pues no abarca a las esquinas posteriores.  Sin embargo, este espacio perdido no tiene mayor utilidad para un vehículo urbano para una o dos personas que como equipaje probablemente nunca lleve más que un maletín y un bolso con ropa deportiva para ir al gimnasio al salir de la oficina.  Podría agregar un gráfico mostrando los dos tipos de vehículos pero esta vez con la misma superficie, en cuyo caso el vehículo triangular aún sigue manteniendo ventaja, aunque menor.  De todas maneras, el factor determinante es el ancho del asiento para sus pasajeros lo cual marca el ancho total del vehículo, y no la superficie que ocuparan.

El vehículo triangular no pierde capacidad de frenado pues la mayor parte del esfuerzo recae en las ruedas delanteras, que son las mismas para ambos.  Tampoco pierde estabilidad en las curvas donde el peso se carga mayormente en la rueda delantera del lado exterior que, nuevamente, están en la misma posición para uno y otro vehículo.

El eventual cambio de nuestros automóviles actuales a vehículos autónomos de alquiler traerá grandes cambios a toda la economía.  No sólo la industria automotriz, sus proveedores y cadenas de distribución y venta se verán afectados, también las aseguradoras, las petroleras, empresas de construcción y mantenimiento de infraestructuras viales, las empresas de publicidad y un increíblemente largo etcétera.  Las ciudades ganarán miles de hectáreas de espacio público, las aceras se ensancharán abarcando los carriles de parking, el número de carriles de circulación se reducirá pues el tráfico de vehículos autónomos, al ser más ordenado, reducirá la necesidad de disponer de un colchón de espacio para acomodar los diversos estilos de conducción de innumerables motoristas.  Al mismo tiempo, perderán los ingresos por matriculación de vehículos que, seguramente, no compensarán con el alquiler de los vehículos autónomos cuyas tarifas mantendrán bajas para ganar votos.

Lo que hasta ahora no sabía cómo se habría de ‘reciclar’ en una futura ciudad con vehículos autónomos eran los parkings subterráneos.  Además de los grandes parkings públicos bajo las avenidas y parques de las ciudades, hace décadas que la mayoría de las ciudades adoptaron la norma de obligar que todo edificio que se construya deba contar con suficiente espacio para aparcar todos o parte de los vehículos de sus ocupantes.

Ese espacio de parking es muy difícil de reutilizar.  Raramente cumple las normas básicas de habitabilidad, son bajos, carentes de iluminación y ventilación.   La escasa altura de sus plantas y abundancia de columnas limita gravemente la posibilidad de instalar fábricas o depósitos por muy automatizados que estén.

Una posible y aparentemente absurda solución, sin embargo, es la agricultura.

Ya se están explotando comercialmente en el Reino Unido, Holanda y Japón granjas aeropónicas de alto rendimiento. En ellas se cultivan diversos tipos de plantas en bandejas, sin tierra, con las plantas sostenidas en una malla de material sintético que permite que las raíces que cuelgan por debajo de esta red sean rociadas con nutrientes mezclados con agua mientras que las hojas verdes reciban iluminación de LEDs de alto rendimiento, en la gama del espectro que más les favorece.

Estas técnicas de cultivo no son nuevas aunque, no faltando tierra que cultivar, nunca hubo real necesidad de usarlas.  Por otra parte, la necesidad de proveer iluminación artificial en todo momento las hacía muy caras.  Las nuevas luces LED cambian este factor de la ecuación.  El LED azul, por el que sus inventores ganaron el Premio Nobel en 2014 completan la gama de colores del espectro, permitiendo dar a las plantas el tinte entre azul y rosa que más les favorece, con bajo consumo de energía y escasa generación de calor.

 

La perspectiva de alimentarse de lo que algunos llamarán plantas de laboratorio les parecerá repelente a muchos que muy posiblemente desconocen cuán de laboratorio son los alimentos que consumimos a diario que, además, deben ser tratados con herbicidas y pesticidas varios para mantener a raya al resto de la naturaleza, algo que los cultivos aeropónicos no necesitan.  Estos últimos también ahorran en transporte, pues son cultivados todo el año, llueva o truene, a la vuelta de la esquina.  De todas maneras, la existencia de cultivos aeropónicos en las ciudades no excluye los cultivos normales en los campos, cada uno tendrá su clientela, dudo que alguien pregunte de dónde proviene la lechuga o el tomate de su Big Mac.

Imaginemos, el oficinista en pleno centro de una gran urbe cualquiera saliendo a comer al mediodía.  Su ensalada podrá haber sido cosechada poco antes del mediodía en el vivero en el segundo sótano del antiguo parking público bajo la avenida  (El primer sótano puede que se siga utilizando como parking para la reserva de vehículos autónomos necesarios para atender el tráfico de la hora pico).   Especialmente en las altas latitudes donde en invierno es imposible cultivar nada fresco, comer una ensalada recién cosechada en lugar de una transportada en contenedor refrigerado a lo largo de miles de kilómetros, cosechada aún verde para que madure durante el viaje y, posiblemente, puesta a punto de consumo mediante algún tratamiento artificial, ha de ser una gran ventaja.

Esa misma noche, de vuelta a su casa transportada en un vehículo autónomo, podrá chequear vía teléfono inteligente el ordenador de su pequeño huerto para planear su cena.  Al llegar a su edificio pasará primero por lo que solía ser el parking de la comunidad y allí, de su huerto particular instalado en lo que era su plaza de parking, podrá retirar lo que más le apetezca para esa noche.  Fresco, recién cosechado, en su punto justo de maduración.  Quizás hasta se haya atrevido a jugar un poco y las nervaduras de sus lechugas sean naranja gracias al caroteno añadido al agua de riego.  O puede que el verde de las hojas sea algo peculiar por el ajuste en el color de la iluminación.

El cultivo urbano no sólo disminuye el consumo de energía en transporte.  Las plantas están acostumbradas a periodos de oscuridad, en otras palabras, a la noche.  La energía eléctrica varía en costo durante el día, en las horas pico la electricidad es más cara.  Las luces de los viveros se pueden apagar o atenuar durante las horas de escasa disponibilidad de electricidad, ayudando así a mantener el consumo estable en la red eléctrica.  De mantenerse la iluminación constante, el ciclo de crecimiento de las plantas se acortaría enormemente.  Si se apagaran las luces durante ciertos periodos del día, este ciclo se alargaría, reduciendo la productividad.  Seguramente, habrá un punto óptimo.

No faltan imágenes de rascacielos verdes, qué curioso que lo más probable es que el verde, en realidad, termine creciendo bajo tierra.

La noticia de la quiebra, posiblemente fraudulenta, de la empresa que planeaba fabricar el Hiriko, el coche eléctrico urbano que estaba desarrollándose en Euskadi podría dar al traste con la idea de esta categoría de vehículos.  Personalmente, no me parece una gran pérdida pues el diseño del Hiriko nunca me gustó.  De entrada me pareció sobre-diseñado, con una cantidad de características que lo complican y encarece en demasía.  El vídeo del entonces presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, subiéndose a la maqueta del mismo, me hace pensar que tenemos ambos más o menos la misma edad y la misma agilidad, o falta de agilidad, y si él tiene problemas para subir, peor lo han de tener aquellos con mayores limitaciones que las nuestras.  Esto lo hace inaceptable para un vehículo destinado al transporte público.

Por ello, pienso, viva el Isetta! (más…)

In a previous article I wrote about what makes fantasy different from science-fiction.  Fantasy is limitless, it is magical, science-fiction has restrictions, limits and constraints just as real life.

However, a novel later developed into a series comes to my mind, The Magic Goes Away by Larry Niven. Though it is still quite unrealistic, it does have one important feature of a science-fiction novel, magic is becoming scarce because it has been overused. This restriction places this novel just a little bit away from pure fantasy, not anything can just happen on a whim, there are rules and limits, in this case a limited quantity.  Then you avoid  issues like the omnipotence paradox: can an omnipotent being create a wall it cannot break through?

Browsing through a bunch of old papers I found a few notes on a technology which I meant to use in some novel but dropped it because it wasn’t feasible.  Now, you might be wondering, we are talking fantasy, right?  What could possibly not be feasible? Well, the point is, we are not talking fantasy, we are talking science-fiction and though it is fiction, it is not magic, it still has to be possible. (más…)

Due to some articles I wrote here and there, I get questions about old computers.  I am no expert in the subject, I just happened to be there while all these happened.  A couple of weeks ago someone told me she heard about a mechanical word processor and asked me to confirm they existed.  As it turned out, I could; in fact, I say so in the first of those articles, but provided her with some more details.

What younger people usually have problem understanding is the way in which computers were used only a few decades ago.  Now we have so many computer devices, smart phones, tablets, laptops and so on, that we need to keep our data in the cloud to make it accessible from all those platforms.  Not long ago, having one computer per person was a luxury.  Even personal computers were able to have multiple users with their separate logins so as to share them amongst the family members.  The latests operating systems don’t even have the ability to switch users because devices are no longer shared.

Computing power has become so cheap that we often have truckloads of processing power idling around us. Decades ago, computers were too expensive to be idle.  You even had several shifts of highly qualified operators attending a single machine working for a whole organization. Even us, programmers, wrote code in paper forms that would later be keypunched to be run at some scheduled time.

Earlier machines were too expensive to have an operator sitting idle in front of it deciding whether this sentence or that paragraph looks good, as I am doing right now with this sentence.   You idled in front of a piece of paper, edited with your pencil, cut and pasted with scissors and glue.  Most people didn’t know how to type on a keyboard, it was a highly specialized tasks because there was no going back.  Even using correcting fluid (most people nowadays don’t even know what that is) took time.

So, a mechanical word processor would not allow you to do much editing, its purpose was to automate the task of actually printing hundreds of standard letters. If the letters were in the thousands, such as bills for utilities or bank balances, the organization would have your mainframe computer to do that.  But what if you had a small/medium business?  Then having your own automated printing system could be affordable.

Going even earlier in time, we have those very early one-of-a-kind computers, those that had individual names, which were not even called computers, their names all ended in ‘AC’ (Eniac, Edsac, Maniac, Illiac and so on) for “automatic calculator”.   Kids often see Babbage’s Engine and wonder how can they ask it a question.  Perhaps they think you write it in a piece of paper, insert it into some sort of mailbox, turn the handle twice and out pops a card with the answer. Perhaps you have to intone the proper enchantment.

The purpose of any of those earlier automatic calculators was to print tables, in fact, books of tables, to be distributed amongst ship captains, artillery officers, radio operators, train station chiefs or bank managers.  They didn’t answer general questions, they printed answers for a whole range of initial values for a very specific problem.

So, when writing this novel and deciding on which user-level technology from Heaven to bring into Mother, I was careful to avoid, say, a smart phone or tablet.  As Arthur C. Clarke said, “Any sufficiently advanced technology is indistinguishable from magic”. Thus I decided on a phone network. Behind the scenes it is an advanced, cellular network, but with its functionality limited to what the initial users would be able to comprehend.  A few physical buttons, no screen, just like an old touch-tone phone.  The communication equipment would have the ability to do much more, but it could have created adverse reactions should all of it was to be dumped on regular people all at once.   Let the pioneers amongst those in Mother make the system grow.  Even the visionaries have their limitations due to their backgrounds. They would advance the technology but only within what they can understand due to their shared cultural background. All at their own pace.

I was tempted to make some mention to Mother’s ecology but in the end I gave up. I wanted to provide clues as to the origin of Mother of which I will say no more to give away the story.  The problem was how to say it without comparing it to Earth’s own ecology because in that world, Earth is not known to exist thus, to be self-consistent, the novel cannot make such comparisons. (más…)

I had never managed to make a good picture of Mother in my mind.  In the end, it didn’t really matter, but I always felt there was something missing and inconsistent.  I knew there had to be coast at and around 0º latitude, 0º longitude or, in Mother’s terms, ‘0 grads fall’, and that there is where Pinnacle should be, however, I never made my mind whether the sea should be to the north of Pinnacle City or to the south and, mostly, I imagined the coastline running east to west but why should it be so, why couldn’t it run north to south or any other direction in between? (más…)

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