Internet llegó a la Argentina de forma inesperada. La Organización de Estados Americanos, OEA, planeaba ayudar a los gobiernos del continente, con la ayuda de los EEUU, donde la internet ya llevaba años de operación, a implantar el servicio en los respectivos países. La propuesta llegó por los habituales canales diplomáticos al Ministerio de Relaciones Exteriores y allí quedó hasta nuestros días pues, en su momento, nadie supo qué hacer con la Internet. No hubo universidad, instituto de investigación ni ninguna otra entidad pública, incluyendo Entel, la empresa de telecomunicaciones estatal, que tuviera interés en la oferta o, mejor dicho, que entendiera qué era lo que se ofrecía.
La cancillería, por no decir que no, contrató a un joven informático, quien hace años me contó la anécdota, para que viera qué hacer con todo ello. Para ese entonces ya había llegado un embarque con el equipamiento necesario, bastaba ponerlo a funcionar, y eso hizo.
No fue hasta mucho después que algunos profesores, jefes de departamento e investigadores se enteraron de la oferta que sus decanos, rectores y directores habían despreciado, y comenzaron a pedir conectarse.
Dos cosas me recordaron esta anécdota, ambas a partir de la búsqueda de información del consulado argentino en Barcelona.
La primera es que la dirección del Ministerio de Educación, a donde llegué equivocadamente buscando el de Relaciones Exteriores, tiene como dirección www.me.gov.ar, a pesar de que en castellano, gobierno es con B alta. Afortunadamente, algún alma caritativa ha puesto el sufijo gob.ar como seudónimo de gov.ar, con lo que se pueden usar ambos indistintamente, pero la dirección base sigue siendo la incorrecta.
En segundo lugar, cada consulado ha debido gestionar localmente su página de web. Por ejemplo, el consulado en Madrid tiene su página de web en http://www.portalargentino.net/, mientras que el de Barcelona usa http://www.consuladoargentinobarcelona.com/, el de Cádiz http://www.consuladoargentinocadiz.es/ o http://www.embargent.de/ la página de Alemania. Ninguna de estas direcciones termina en gob.ar (o gov.ar) como debiera corresponder a entidades gubernamentales, teniendo en su lugar sufijos como com, que corresponde a empresas comerciales; net, que debiera corresponder a empresas de telecomunicaciones, o los sufijos nacionales es y de de España y Alemania respectivamente, que serían más apropiados para los consulados de estos países que los consulados argentinos allí.
Cualquiera podría contratar con proveedores locales, digamos, www.consuladoargentinozaragoza.es, anunciarlo como el consulado real y aceptar trámites por correo, con sus respectivos aranceles y documentación que luego puede vender en el mercado negro. De hecho, la página del consulado en Cádiz tiene un diseño lo bastante pobre como para dudar de su autenticidad.
En definitiva, otra cosa que funciona mal, por suerte, una cosa pequeña.