En muchos países los títulos nobiliarios van en escala ascendente de Barón a Conde, luego a Marqués, Duque y Príncipe. En España, Marqués y Conde es lo mismo, al ser ennoblecido el beneficiario podía elegir qué título prefería. Esto es porque ambos títulos tienen el mismo origen.

Cuando Carlomagno y luego su hijo Luí­s avanzaron la frontera sur del Imperio hacia las tierras ocupadas por los Moros, recuperando Barcelona en 801, se estableció la Marca Hispánica, otra forma de decir límite o frontera española. Cataluña, justamente, es el resultado de esa Marca y los señores de las poblaciones de esa zona era Condes de la Marca o también Marqueses y en algunas lenguas Margrave (en Catalán Marcgravi), procedente de los términos germánicos mark: marca y graf: conde.
Dado que estas marcas estaban en zonas alejadas del corazón del imperio, los Condes de la Marca tenían una cierta autonomía que aquellos más cercanos al centro no disfrutaban. El Marqués tenía atribuciones que los demás Condes no tenían, y de allí que en algunos países Marqués sea més que Conde que, dicho sea de paso, proviene del latín y quiere decir compañero [del emperador].
Originalmente, Marqués no era un título sino un cargo, el Marqués podía ser reemplazado por el emperador y ciertamente no era hereditario, aunque era habitual nombrar al hijo en reemplazo del padre. Hacia fines de ese mismo siglo, el cargo finalmente pasó a ser hereditario por ley y a fines del siglo siguiente, el Conde de Barcelona, Borell II, se declaró independiente del ya muy remoto Imperio Carolingio que, en la práctica, casi había perdido contacto con esa frontera tan distante.

La impronta de esta época es clara en toda España, mientras Francia cuenta con muchos castillos renacentistas, los castillos Españoles son, en general, mucho más antiguos, originados la mayoría en esta época y también en los nombres como Castilla, territorio donde los castillos fueron marcando el avance de la frontera sobre las tierras moras. Algunos autores dicen que los términos catalán y castellano son de la misma raíz, cosa que ningún catalán actual acepta.
La Marca Hispánica no fue la única, por ejemplo, también hubo una marca delimitando el territorio de los daneses, la dane mark, actualmente Dinamarca. En general, todas las fronteras exteriores del Imperio Carolingio eran llamadas marcas.

Algunos de los castillos de la Marca Hispánica subsisten, la mayoría de ellos en ruinas. Los mejores conservados fueron siendo modificados a lo largo del tiempo. El de Besalú conserva el puente sobre el río, las torres, murallas y puertas que lo defendían aunque del castillo en sí queda poco.

Otro recuerdo de la Marca Hispánica es Andorra, que tuvo su origen en una de tales Marcas y aún ahora sigue defendiendo la frontera, actualmente la suya propia. Como los condados y los obispados habitualmente se superponían, los jefes de estado de Andorra son el Presidente de Francia, como heredero de las atribuciones de Carlomagno sobre la Marca y el obispo de La Seu de Urgell, en España, como sucesor de aquellos obispos medievales.