La isla de Santorini, en el Mar Egeo tiene una historia un tanto perturbadora, parte de ella voló por los aires hace varios milenios. Una vista aérea nos la muestra como una media luna. Esa media luna y la isla hacia la izquierda de la imagen eran parte del volcán cuyo centro está en la pequeña isla encerrada dentro suyo. La bahía que queda encerrada en la media luna supo ser la caldera de un volcán que, cerca del 1600AC, se hundió (el magma ocasionalmente se enfría y contrae) dando paso al agua de mar que se evaporó de inmediato al contacto con la lava provocando una explosión que se estima fue 4 veces superior a la famosa erupción del Krakatoa en la actual Indonesia.

El evento ha sido tan grande que es usado habitualmente para cotejar fechas en estratos arqueológicos pues la ceniza volcánica de la explosión ha dejado una capa de mayor o menor espesor en buena parte del planeta. La fecha de la explosión en sí no se conoce con precisión, pero al menos se puede saber qué cosas quedaron enterradas antes y después de la misma.

El agujero que ha dejado la explosión, la laguna central, es tan grande y profundo que los barcos de turismo no anclan pues tardarían horas en izar los casi dos kilómetros de cadena que deberían largar con el ancla.

La erupción ha sido importante no sólo en el aspecto geológico sino en el histórico. La civilización minoica poblaba muchas de las islas de la zona. Nos queda el Palacio de Knosos en la vecina Creta como muestra de lo que en algún momento pudo ser y la leyenda del Minotauro (literalmente ‘toro minoico’). Las ruinas de sus ciudades y pueblos muestran un intenso comercio por todo el Mediterráneo oriental y como contrapartida, se encuentran en Egipto muchos productos de artesanos minoicos.

Todo esto desapareció tras el inmenso tsunami provocado tras la explosión de la isla. Tiempo después, los habitantes de las zonas montañosas interiores del Peloponeso volverían a desarrollar una civilización: los griegos clásicos. De no ser por ese gran tsunami, nuestra herencia cultural no sería greco-romana sino minoica-romana o cualquier otra combinación posible donde los minoicos habrían tenido ciertamente un lugar preponderante.

Más especulativa es la posibilidad de que Santorini haya sido la que originó el mito de la Atlántida. Era, ciertamente, una civilización notablemente avanzada, para los estándares de la época y, de alguna manera, se hundió en el mar y la parte que no se hundió quedó tapada por el tsunami, que viene a ser lo mismo. Es imposible que el relato no hubiera llegado a Grecia, posiblemente a través de las colonias mercantiles minoicas, algunos de cuyos miembros debieron sobrevivir para contarlo. Un tsunami es peligroso cuando llega a tierra, cualquier embarcación en el mar, suficientemente lejos de la explosión original sólo habría sido suavemente levantada por una amplia onda y vuelto a dejar en el mismo sitio. De hecho, la Atlántida podría haber sido cualquier isla de las muchas colonizadas por los minoicos cuya destrucción podría haber sido atestiguada desde cualquier embarcación a salvo de la rompiente del tsunami.

Finalmente Santorini da pie a otra leyenda, la apertura del Mar Rojo para dar paso a Moisés y, previamente, las 7 plagas de Egipto. Casi todas las plagas pueden explicarse como los efectos de una erupción volcánica, el cielo se volvió de noche en pleno día (a causa de la nube de ceniza volcanica), los ríos se tiñeron de sangre (por los óxidos de hierro que contenía esa ceniza y que fueron lavados hacia los ríos), los sapos y serpientes invadirían la tierra (pues como que el agua estaba contaminada de tanta ceniza, los bichos anfibios la abandonaban mientras los peces simplemente morían) y así tantas otras.

La ruta de escape de Moisés al huir de Egipto siempre fue motivo de disputa, no hay una única posibilidad incontestable. Una de ellas pasa por una zona baja cerca de la costa. Las recientes filmaciones del tsunami de Indonesia nos muestran cómo las aguas inicialmente se retiran varios cientos de metros de la costa (en las costas relativamente llanas el efecto es más pronunciado) hasta el momento en que toda esa agua y mucha más vuelve con la gran ola del tsunami. Es concebible que los judíos hubieran pasado por esta zona en bajante y alcanzaran un lugar alto antes de la gran ola mientras que las tropas que los perseguían hubieran sido arrastradas por la gran ola.

Santorini, ciertamente, dá mucho para especular. Aparte de la leyenda, una cosa es innegable y terriblemente perturbadora: lo que ahora conocemos como la base de nuestra civilización se encontraba entonces distribuida en un área geográficamente reducida, tanto que un único evento natural era capaz de cambiar la historia completamente, eliminando culturas completas, haciendo lugar para el surgimiento de otras y calando profundamente en la psiquis de los sobrevivientes, alimentando la historia viva a través de cuentos y leyendas que luego pasaron a formar parte de nuestro bagaje cultural.

Ahora, distribuidos en todos los continentes habitables, la humanidad parece a salvo de tales percances. El reciente tsunami, grave como fue, no puso en riesgo a la humanidad. Sin embargo, seguimos ocupando un único planeta dentro del universo lo cual, desde un cierto punto de vista, sigue siendo un ámbito geográfico excesivamente limitado. Tenemos todos los huevos puestos en una única canasta.