La película “La Reina” (The Queen) muestra los sucesos tras bambalinas inmediatamente después la muerte de Diana, Princesa de Gales, especialmente la reacción de la reina Isabel II. Al ver esta película, reflexioné sobre la gran diferencia que hay entre las familias reales europeas y podríamos tomar como ejemplos extremos la familia real inglesa y la monegasca.

La prensa tiene siempre mucho más que decir de los Grimaldi que de los Windsor. La princesa Estefanía tiene hijos de varios de sus ex-choferes, jardineros o ‘personal trainers’. La pobre Carolina está casada con un príncipe de la casa de los Hannover, borracho empedernido, que en ocasiones de alta visibilidad, como fue el casamiento de los príncipes españoles, la deja plantada, debiendo entrar sola a la catedral frente a las cámaras de todo el mundo.

Los Grimaldi venden muchas más revistas del corazón que los Windsor y Diana estaba dando a la prensa, que poco recibía de la familia real británica, la oportunidad de resarcirse de la escasez de noticias. Difícilmente los ‘paparazzi’ perseguirían con tanto empeño a otro miembro de la familia real inglesa, de aburridos que son. Diana era la princesa de la prensa amarilla.

Esto no quita que la monarquía inglesa no esté un tanto alejada de la realidad, pero la modernización no pasa por el cholulaje. Hay que entender que Isabel II representa esa generación que vivió la guerra y que siente que fue en buena parte ese espíritu estoico el que logró mantener su país unido. La guerra terminó hace más de medio siglo, pero la buena señora no ha podido superar la imagen que aprendió a mostrar cuando joven. Habría estado en manos de Carlos ir haciendo un puente hacia la modernidad, pero siendo el pusilánime que es, no puede lograrlo. Creo que la monarquía inglesa puede desaparecer si Carlos no abdica en beneficio de su hijo o si su reinado fuera más que un breve intervalo.

Como alternativa a estos extremos, los Windsor fríos y estoicos y los Grimaldi, que pocos querríamos tener de vecinos, tenemos los Borbón, que con la distancia que separa la realeza del ciudadano común, logran hacerse ver como el par de abuelos cariñosos que seguramente son, representado su país con dignidad y discreción, en lo cual colabora mucho la prensa local, que los trata con el respeto que merecen, pues el Rey en España no tiene más poder u otra función que la bandera, el escudo o el himno. Y que también tienen su cuota de tragedias familiares, como el suicidio de la hermana de la princesa Letizia, que fue cubierta por la prensa sin enumerar más que los hechos de su muerte, algo que en Inglaterra, la prensa amarilla habría utilizado vergonzosamente sin que por ello se hubiera mejorado la institución de la monarquía.