La verdad es que Niza es una muy linda ciudad. Con un tamaño adecuado como para tener vida propia, no es tan grande que agobie. Sobre la costa, un cerro domina la vista de buena parte de la ciudad. La playa vista desde el cerro donde estaba el fuerte que protegía la ciudad.  El agua es muy clara pues como la playa no tiene arena, solo piedras, las olas no enturbian el agua.

Ahora un parque con excelentes miradores, es donde inicialmente se estableció el fuerte que protegía el puerto a su pie, que de comercial ha pasado a puerto deportivo con inmensos y lujosos cruceros. Desde el cerro del fuerte, mirando hacia el lado opuesto de la playa está el puerto que, como en todas estas ciudades, ha pasado de un sucio y espantoso puerto mercante y pesquero a un lujoso puerto de yates.

Al otro lado, se extiende la ciudad nueva (entiéndase ‘nueva’ en términos europeos) a lo largo de una larguísima aunque estrecha playa que no tiene arena sino canto rodado con piedras de alrededor de unos 5cm de diámetro.

La playa en si es mala, no te puedes acostar en esas piedras a menos que tengas alma de faquir y caminar descalzo es aplicarse un tratamiento masivo de reflexología sádica. Pero, desde el punto de vista del paisaje tiene una gran ventaja, el agua es extremadamente clara al no tener arena en suspensión, con lo que el color es un celeste muy límpido.Lo dicho, la playa es de grueso canto rodado.  Como Roxy posteriormente pudo sentir en carne propia, no es muy cómodo para acostarse y es imposible caminar hasta el mar.  El paseo marítimo es inmejorable, y eso es lo lindo de Niza, pero si uno va pensando en hacer playa, pues no está tan bien.

El Paseo de los Ingleses, la rambla costera, es muy linda y amplia, separada de unos elegantes edificios al mejor estilo francés por un ancho bulevar.

La ciudad fue cuna de varios personajes notables que se reflejan en los nombres de algunos de sus parques. El Mariscal Massena, uno de los grandes mariscales de Napoleón, nació allí y volvió a esa ciudad cuando sus batallas se lo permitían, o sus intervalos en la cárcel, pues parece que sacaba excesivo provecho del pillaje a los vencidos. Massena fue el primero de los mariscales de Napoleón en sufrir a Wellington cuando este desembarcara en Portugal en lo que sería el principio del fin para Napoleón. Después de esa derrota, fue designado gobernador de Marsella y no tomó más las armas.

Otro ilustre hijo de Niza es Giuseppe Garibaldi, o sea que el gran héroe italiano era francés; pero no, lo cierto es que Niza era parte del ducado de Saboya, que no era ni Francia ni Italia. De hecho, Italia no existía. Como bien dicen algunos, Italia es uno de los países más jóvenes de Europa a pesar de los milenios de historia desde la época de Rómulo y Remo.

Fue justamente Garibaldi quien unificó los muchos reinos, principados, ducados, ciudades independientes, repúblicas y otras entidades soberanas en lo que actualmente es Italia así que es natural que Garibaldi no naciera en algo que el mismo habría de crear al unificarlo en un solo país. Eso después de pasarse una vida contrabandeando en el Mediterráneo, o luchando contra Pedro I de Brasil y defendiendo Montevideo, cuando las cosas en su tierra natal se le pusieron espesas o viviendo plácidamente con su esposa brasileña en la casa que aún se conserva en Colonia del Sacramento. En definitiva, todo un aventurero al estilo novelesco de la época.

Curiosamente, en todo este proceso unificador italiano, liberando algunas de las ciudades que estaban bajo el dominio austríaco o francés, su propia ciudad de Niza debió ser cedida a Francia al estar al otro lado de los Alpes, la frontera natural entre Francia e Italia y ser, por tanto, indefendible.

El nombre de Saboya perdura hasta nuestros días por una de esas curiosidades de la historia. Los duques de Saboya, exiliados en Londres a raíz de una de las tantas guerras en su territorio, ocuparon una mansión que en su honor comenzó a ser conocida como de los ‘Savoy’, que así es como se escribe en inglés. Esa mansión conservó el nombre de sus ilustres huéspedes y se convirtió décadas después en el primer hotel del mundo, hotel que aún existe, el más renombrado de Londres, al que se llega por la única calle en todo Londres por la que se circula a contramano (lo cual, siendo Londres, significa que no van al revés como en el resto del país), para que sus distinguidos pasajeros puedan descender de sus vehículos por el lado más cómodo.

El primer director de este Hotel Savoy, el inventor del concepto del hotel de lujo moderno, era un suizo César Ritz, ‘El Rey de los hoteleros y hotelero de los Reyes’, que luego fundara varios hoteles con su nombre. Ritz-Carlton es ahora una subsidiaria de la cadena Marriot y hay en Niza un hotel Carlton aunque ningún Savoy o Ritz.

Hasta que Ritz inventara el hotel de lujo, los caballeros que viajaban a Londres se alojaban en sus clubes, pero estos no admiten mujeres. De hecho, el Club Carlton era uno de ellos, club que aún existe y que sigue sin admitir mujeres salvo a Margaret Tatcher que habiendo sido líder del partido conservador obtuvo membresía honorífica como todos los líderes de ese partido.

Las familias que viajaban a Londres debían acomodarse en casas de amigos o familiares. Algunos tenían una casa en Londres, que permanecía cerrada buena parte del año con un mínimo de personal, obligando a las familias a trasladarse con su personal de servicio. Ritz supo ver un mercado en los adinerados comerciantes y terratenientes del esplendor de la Inglaterra victoriana que debían pasar temporadas en Londres, ofreciendo un hotel donde toda la familia podía instalarse y tener todos los servicios a que estaban acostumbrados, donde también podían recibir y atender a todos sus compromisos sociales, que si no, cómo la casaban a la niña!